Mi mujer volvió a ser hermosa cuando la perdí.
Y la mujer de mi amigo dejó de ser bella
el día que se tropezó conmigo.
Yo me convertí en estúpido cuando aborrecí
mi ración diaria de lentejas
y la cambié por el plato de lentejas de mi amigo.
Ahora, que mi amigo es un gran hombre, yo le envidio,
porque a mí ha
vuelto a gustarme mi plato de lentejas.
A él también.
28-05-13 Manuel MachoCruz