Me
paseasteis desnuda por todos los parques de la ciudad.
Fui
vuestra en cualquier sitio y en cualquier postura. Dentro, fuera, en la esquina, en los aseos, en el sofá, en
el asiento de atrás, en volandas, boca arriba,
hacia abajo, empinada, de lado, por delante y por detrás…
Me
tocasteis el culo, me cogisteis del cuello, metisteis vuestra baba en mi boca, lamisteis
mi cuerpo, me lo chupasteis, me dejasteis sin jugo… ¡y no vi ni siquiera una
erección!
Yo,
que no era puta, fui pasando de mano en mano, manoseada por todos tus amigos. Y
luego… me abandonaste.
Esa
noche, tú creías que eras feliz. ¡Estabas eufórico!
Pero
yo, nunca me había sentido tan triste.
Nunca había quedado tan defraudada, tan seca por dentro y tan vacía…
como aquélla noche en la me dejaste sola y tirada en mitad de la calle, hijo
de puta -dijo la
botella-
m.m.c.