miércoles, 30 de noviembre de 2016

CUENTO DE NAVIDAD 2


Un día, por Navidad, bajó San Pedro a la tierra y pidió dinero a los banqueros para construir escuelas a los pobres y proveerles de balsas para que pudieran sobrevivir a las inundaciones, asegurándoles que Dios se lo devolvería con creces.
-Dios es insolvente –le dijeron-
San Pedro se marchó triste y, cuando Dios lo supo, se enfureció mucho.
Entonces mandó llamar otra vez a Noé y le encargó que organizara un crucero de lujo para que entrara todo aquél que pudiera pagarlo.
El cielo se puso gris y, ante el nuevo diluvio que se avecinaba, solo los más ricos y astutos, que eran muchos, pudieron costear el pasaje y ponerse a salvo.
Al tercer día, cuando el barco empezó a hundirse debido al sobrepeso, los banqueros invocaron a los santos, gritando: “¡Salvadnos, que perecemos!”.
San Pedro se despertó sobresaltado y, extrañándose de que aquellos hombres, que lo tenían todo, vinieran a pedirle a él, les preguntó:
-¿Qué es lo que necesitáis?
-¡En nombre de Dios, envíanos un buen bote salvavidas a cada uno! –contestaron-
Y Pedro les respondió:

-Lo siento mucho. No estoy autorizado. En estos momentos, todos los flotadores están en manos de los pobres. Tendréis que buscar otra empresa de Salvamento. Como sabéis, Dios sigue siendo insolvente…

M.M.C.