lunes, 31 de octubre de 2016

EXCLUSIVA ¡La ciencia lo ha conseguido!




Por fin lo han descubierto. ¡Increíble!.  En una mina a ras del suelo. ¿Casualidad, o fruto del trabajo en equipo?  Juzguen ustedes. No es un metal. Tampoco puede clasificarse como un mineral, aunque se ha comprobado que es más duro que el diamante.
Al parecer, han dado con un bue filón. Tiene una fuerza indescriptible. Su potente energía es autorrenovable y solo comparable a la generada en el núcleo de nuestro Sol. Es inalterable, tenaz como el acero templado y, paradójicamente, moldeable según el estado y las circunstancias en el momento de su manipulación.  Irrompible. Soporta una presión hasta ahora insospechada e incalculable. Dúctil como el acero dulce, pero apto para infinitas aplicaciones. Resistente al desgaste, a la tracción ya la erosión en la condiciones más adversas. Adaptable a los cambios bruscos, a las subidas y a las bajadas. Y lo más curioso: es increíblemente elástico.  Indeformable. En cuanto a la tolerancia a la fricción y el rozamiento, sometido a un estudio de funcionamiento continuo, ha dado positivo en todas las duras y  agresivas pruebas realizadas. Lo aguanta todo. Resiste la oxidación y es inmune a los diversos ataques producidos por hongos, virus bacterias y un sinfín de agentes patógenos y parasitarios. Definitivamente, puede ser la solución a la crisis y la salvación del país. Su descubrimiento supone un gran ahorro en el campo de la medicina y un alivio para la castigada Seguridad Social. Y por supuesto, la mayor fuente de recursos  e ingresos para el gobierno. Aunque aún no ha sido registrado como marca con denominación de origen, ni se han adjudicado los derechos de explotación, ya ha sido bautizado:


EL AUTÓNOMO.

m.m.c.

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