Por
fin lo han descubierto. ¡Increíble!. En
una mina a ras del suelo. ¿Casualidad, o fruto del trabajo en equipo? Juzguen ustedes. No es un metal. Tampoco
puede clasificarse como un mineral, aunque se ha comprobado que es más duro que
el diamante.
Al
parecer, han dado con un bue filón. Tiene una fuerza indescriptible. Su potente
energía es autorrenovable y solo comparable a la generada en el núcleo de
nuestro Sol. Es inalterable, tenaz como el acero templado y, paradójicamente,
moldeable según el estado y las circunstancias en el momento de su
manipulación. Irrompible. Soporta una
presión hasta ahora insospechada e incalculable. Dúctil como el acero dulce,
pero apto para infinitas aplicaciones. Resistente al desgaste, a la tracción ya
la erosión en la condiciones más adversas. Adaptable a los cambios bruscos, a
las subidas y a las bajadas. Y lo más curioso: es increíblemente elástico. Indeformable. En cuanto a la tolerancia a la
fricción y el rozamiento, sometido a un estudio de funcionamiento continuo, ha
dado positivo en todas las duras y
agresivas pruebas realizadas. Lo aguanta todo. Resiste la oxidación y es
inmune a los diversos ataques producidos por hongos, virus bacterias y un
sinfín de agentes patógenos y parasitarios. Definitivamente, puede ser la
solución a la crisis y la salvación del país. Su descubrimiento supone un gran
ahorro en el campo de la medicina y un alivio para la castigada Seguridad
Social. Y por supuesto, la mayor fuente de recursos e ingresos para el gobierno. Aunque aún no ha
sido registrado como marca con denominación de origen, ni se han adjudicado los
derechos de explotación, ya ha sido bautizado:
EL
AUTÓNOMO.
m.m.c.
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