Como
era de noche y estaba tan ocupado con lo mío, no vi a Dios, que había venido a ofrecerme
ayuda.
Cuando
amaneció, ya se había ido.
Más
tarde, cuando le necesité, busqué por todas partes su tarjeta de visita, pero
ya estaba yo tan mal que ni siquiera recordaba dónde había puesto la dichosa papelera.m.m.c.
No hay comentarios:
Publicar un comentario