A la
vecina de arriba le regalaron un ramo de flores con una abeja dentro.
Ella
maldijo a su admirador y la mató para que no le clavara el aguijón.
A la
vecina de abajo le ofrecieron un jarrón de margaritas con una abeja extraviada
entre los pétalos.
Ella
dio las gracias por la miel y bendijo su buena suerte.
-Yo nunca mataré a una abeja, -dijo la
vecina del centro- porque… ¿quién va a regalarme
rosas?
m.m.c.
No hay comentarios:
Publicar un comentario