Cuando
investigaron y comprobaron
que no tenía donde caerse muerto,
hicieron un
descubrimiento sorprendente:
¡Aquel
hombre había sido un ciudadano honrado!
Y
como no tenía nada a su nombre,
ni sabían por dónde meterle mano,
decidieron
por unanimidad
negarle el derecho a morir de cáncer
y venderle el nicho a otro.
M.M.C.
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