martes, 13 de agosto de 2013

MATANZA


Había llegado demasiado tarde.
Cuando tendió los ojos, quedó horrorizado.
Durante su ausencia, a la ciudad le habían temblado los cimientos
y había caído desmayada.
Cuando sacaron a sus madres de los escombros
alguien había partido a los niños
y los monstruos se estaban repartiendo sus mitades.

Salomón perdió una lágrima por el borde de la mascarilla.

M.M.C. 

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