No
regales tu corazón
a
quien no supo entenderte.
Ámate
a ti mismo, pisa fuerte
y
no llores por un tropezón.
Vuelve
a tomar el mando del timón,
fija
el rumbo para no perderte
y
alégrate por ti si te sonríe la suerte,
porque
quien hoy no se alegra de verte
no
llorará mañana tu muerte.
M.M.C.
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