Cuando era joven,
los libros de autoayuda me decían:
Si quieres triunfar, en cualquier cosa que hagas intenta
ser el mejor.
Hace muchos años decidí montar una hamburguesería.
Inconscientemente debí seguir el consejo
a rajatabla,
porque acabé convirtiéndome
en el mejor camarero antipático del mundo.
Han pasado treinta años. Soy un olmo viejo,
he visto muchas caras nuevas en mi hamburguesería y,
he visto muchas caras nuevas en mi hamburguesería y,
aunque siempre puse peros cuando me pidieron peras,
lo bueno es que las cosas me fueron bien. No me quejo.
Os contaré un secreto: Lo malo es que mis clientes sí se
quejan.
Pero lo realmente extraordinario es que…
a pesar de todo… la gente me soporta.
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